En la historia del Rock no han sido pocos los casos de albumes cuya calidad esconde una gestación ardua y nada fácil. Cuando Pink Floyd se reunió en los estudios Abbey Road en Enero de 1971 no tenían una idea muy clara de lo que querían hacer. Con la mente puesta en probar siempre nuevas fórmulas dedicaron las primeras semanas a improvisar en el estudio y ensayar un curioso método: cada uno de los 4 miembros grababa por separado siguiendo las mismas indicaciones generales respecto a tempos y ritmos para luego tratar de juntar todo y formar el esqueleto de los temas; la idea era que cada músico dejara fluir su creatividad sin la interferencia de los demás pero no obtuvieron absolutamente nada de ello. Probaron nuevos efectos y soluciones instrumentales e incluso discutieron un anhelado proyecto para hacer música a partir de objetos caseros. Las sesiones se vieron frecuentemente interrumpidas por giras que los llevó a recorrer Gran Bretaña, EUA, Europa continental y Australia. En un momento dado se sintieron limitados en Abbey Road (que aún usaba grabadoras de 8 pistas) y se mudaron alternadamente a los estudios Air y Morgan equipados con 16 pistas. Fueron en total 7 meses de trabajo bastante accidentado pero que dió como fruto un gran album rico en matices y pequeños detalles, con un par de altibajos pero que ocupa un lugar destacado en la discografía de Pink Floyd; la perfección formal vendría después con Dark Side Of The Moon y Wish You Were Here, no obstante estos albumes estaban temáticamente dominados por Roger Waters mientras que Meddle fue un esfuerzo grupal donde las fuerzas estaban en perfecto equilibrio. Es también el album que consagra a David Gilmour como fuerza creativa, co escribiendo 5 de las 6 piezas y alcanzando nuevas cotas como guitarrista, especialmente en la adopción de la steel-guitar que se convertiría en el elemento más característico de su estilo. ‘One Of These Days’ abre los trámites con una tensión claustrofóbica a cargo de los bajos (2 líneas de bajo tocadas simultáneamente por David y Roger filtradas a través de una cámara de eco) que explota en un torbellino épico conducido por Nick Mason quien pronuncia en segundo plano la frase "one of these days I’m gonna cut you into little pieces”. En ‘A Pillow Of Dreams’ y ‘Fearless’ David Gilmour se erige protagonista con deliciosas interpretaciones vocales siendo la primera una preciosista balada acústica con notas que se desparraman en pequeñas cascadas y la segunda un incisivo mid-tempo con el sampler de los fanáticos del Liverpool Football Club cantando ‘You´ll Never Walk Alone’ (el tema de Rodgers & Hammerstein que los seguidores del equipo adoptaron como himno). ‘San Tropez’ es un sencillo y elegante tema de aires Beatlescos agradable pero que resulta una anomalía del sonido PF, mientras que ‘Seamus’ pone la nota humorística al mejor estilo de Syd Barrett, un Blues acústico con los aullidos de un perro (la mascota de Steve Marriott) en respuesta a las frecuencias de la armónica tocada por David (en la película Live In Pompeii harían lo mismo con otro perro y en versión instrumental). Estas 5 piezas son toda una prometedora introducción a ‘Echoes’, el tema que ocupaba toda la segunda cara del album original, 23 minutos completamente alucinantes donde Pink Floyd pone a prueba todos sus recursos obteniendo como resultado una auténtica obra maestra y que en mi humilde opinión constituye su pieza más brillante. A diferencia de Atom Heart Mother no se trata de una suite sino de una pieza larga (a pesar de los cambios que se suceden a lo largo de la misma) con estupendos pasajes instrumentales, fragmentos de pura experimentación y partes cantadas de un lirismo desbordante. Pink Floyd no son unos virtuosos como lo eran ELP o Yes pero sabían muy bien como llevar el desarrollo de este tipo de temas manteniendo en vilo al que escucha pendiente de cada acorde, de cada cambio de ritmo. El tema se inicia con una nota de piano de Rick filtrada a través del altavoz de un órgano para lograr el conocido e inconfundible efecto "submarino” que lo caracteriza y que dá paso a la canción propiamente dicha donde Gilmour y Wright cantan a dúo una fantástica letra de una poesía casi ancestral ("Por encima el albatros se mantiene inmóvil en el aire/ y en la profundidad bajo las onduladas olas en laberintos de cuevas de coral/ el eco de un tiempo distante viene envolviendo a través de la arena/ y todo es verde y submarino”); el largo ‘break’ instrumental es absolutamente impecable y desemboca en un misterioso e impreciso collage sonoro que prepara el terreno para una nueva irrupción de la banda en un climax de gran efecto que reintroduce el motivo inicial y se desliza hacia un suave y etéreo final. No concuerdo con quienes consideran a ‘Echoes’ lo único salvable del disco pero es obvio que los Floyd pusieron aquí su mayor esmero, de hecho este tema fue la motivación para mudarse de Abbey Road y aprovechar los ilimitados recursos que ofrecían los estudios Air y Morgan con sus 16 pistas; su entuasiasmo por ‘Echoes’ fue tal que durante los conciertos Ingleses en Abril de 1971 estrenaron una versión piloto titulada ‘Return of the Son of Nothing’ y una vez lanzado el album el tema entró al setlist donde permaneció hasta 1975. El album fue un éxito rotundo en Inglaterra y Europa pero la falta de promoción de Capitol hizo que en EUA tuviera inicialmente un impacto mínimo. Meddle fue sin duda el cierre de la segunda etapa de Pink Floyd, la que siguió a la desvinculación de Syd Barrett, y el pico creativo antes de la consolidación artística con el excelso Dark Side Of The Moon que páradójicamente marcó el inicio del fin de la banda como entidad colectiva para terminar abosorbidos por el ego incontrolado de Roger Waters.



Categoría: 70's | Vistas: 777 | Agregado por: Aldoux | Fecha: 06-Feb-2011

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