La muerte de Keith Moon en Septiembre de 1978 puso fin no sólo a la era dorada de The Who, también cortó abruptamente el nuevo ciclo musical que la banda pretendía abrir con este su octavo album de estudio. La tragedia que marcó su lanzamiento hizo que en retrospectiva Who Are You sea visto desde entonces con indulgencia por la mayoría de los admiradores; es un disco para fans, una obra que genera opiniones encontradas y evoca un fuerte sentimiento de tristeza derivado de una cruda realidad: el mundo del Rock perdió a uno de sus más grandes bateristas y The Who ya no volverían a ser los mismos sin Keith. En esencia Who Are You muestra a unos Who en busca de una nueva dirección. Cuando la banda se reunió a finales de 1977 para escuchar las demos de Pete Townshend la escena musical Inglesa había cambiado con la llegada del movimiento Punk y The Who (que irónicamente fueron unos de los primeros Punks) pasaron a engrosar la lista de "dinosaurios del Rock” que las nuevas bandas rechazaban. Definitivamente soplaban vientos de cambio y el cuarteto se vió nuevamente ante la coyuntura de "renovarse o morir” y es por eso que Who Are You denota un nuevo tipo de energía en sus canciones, ya no es la dureza de los primeros hits sino mas bien una forma de aspereza. Por otra parte Who Are You nació en un segundo intento por retomar el proyecto Lifehouse, para ello Pete había preparado nuevas y complejas pistas de sintetizadores. Por segunda vez Lifehouse fue descartado sin embargo marcó la estética del disco que combinaba el Rock áspero y enérgico del momento con el omnipresente aporte de la electrónica, un concepto ambíguo pero premonitorio de la música sintetizada que surgió una vez disipada la resaca del Punk. Como resultado Who Are You fue una obra no perfecta, con algunas inconsistencias y excesos pero que también tiene sus méritos. Los temas de Pete hacen constante referencia al proceso de renovación musical de la banda usando el propio acto de componer canciones como analogía como se aprecia por los títulos de las piezas (‘New Song’, ‘Music Must Change’, ‘Guitar And Pen’). Por primera vez John Entwhistle aporta más de dos temas a un album de la banda, concretamente tres: ‘Had Enough’ (una buena idea que lamentablemente se ahoga entre los sintetizadores y una innecesaria sección de cuerdas), la maquinal ’905′ (única cantada por él) y la estupenda ‘Trick Of Light’ (entre las mejores del disco). Keith Moon es una sombra de sí mismo, había engordado, el tratamiento para dejar la bebida lo había sumido en la depresión y sólo se incorporó a las sesiones en las últimas semanas de grabación. Su falta de concentración no le permitió llevar el ritmo adecuado en ‘Music Must Change’ lo que motivó a eliminar la pista de batería y sustituírla por efectos concretos (ruidos de pasos, monedas que caen al suelo) y golpes de platillos; aún así Keith tuvo sus últimos momentos de gloria en ‘Sister Disco’ y sobre todo en la estupenda ‘Who Are You’ que a la postre fue el mejor tema del disco, toda una lección de interpretación de los cuatro con un extraño interludio de múltiples guitarras y constantes cambios de ritmo. ‘Sister Disco’ posee un llamativo y cautivante patrón a cargo del sintetizador polifónico sobre el que Keith exibe su otrora sentido de la precisión y que se disuelve sorpresivamente en un pasaje con la guitarra acústica. ‘Music Must Change’ y ‘Guitar And Pen’ están cargadas de diversos matices que las hace crecer con cada nueva audición mientras que ‘Love Is Coming Down’ sin ser un mal tema es lo menos logrado en mi opinión. La presente edición fue remasterizada en 1996 y dividió a los fans pues algunas piezas fueron remezcladas eliminando detalles instrumentales y voces de fondo. Contiene además 5 bonus tracks: la demo ‘No Road Romance’, una versión preliminar de ‘Empty Glass’ (que Pete se guardó para su segundo album solista del mismo título y que curiosamente fue la última pieza grabada con Keith) y 3 mezclas alternas. Un album este que debió haber abierto una puerta pero que tristemente la cerró; tres semanas después de su lanzamiento Keith murió accidentalmente al tragarse 32 pastillas de su medicación para dejar la bebida en un intento desesperado por no recaer. El disco llegó a los puestos N° 6 en Inglaterra y N° 2 en EUA, jamás el éxito había tenido un sabor tan amargo y dejado un recuerdo tan doloroso.



Categoría: 70's | Vistas: 1602 | Agregado por: Aldoux | Fecha: 03-Mar-2011


Sin la complejidad temática de Tommy, la perfección formal de Who’s Next y la grandilocuente expresividad de Quadrophenia, The Who By Numbers es un album menos simple de lo que parece. No es una obra conceptual pero sí un conjunto de canciones que giran en torno al cansancio físico y emocional de la banda tras 10 años en la brecha. 1975 marcó el décimo aniversario del debut discográfico de The Who, estos se encontraban en la cima artística y comercial, no obstante Pete sentía haber llegado a un callejón sin salida. A pesar de la convalidación de su talento como autor Townshend se sentía atrapado en los clichés escénicos de los recitales que lo proyectaban más como entretainer que como músico. También en 1975 Pete cumplía 30 años, punto de inflexión en la vida de todos, especialmente tratándose del hombre que en 1965 había escrito "espero morir antes de volverme viejo”… ‘My Generation’ fue sin duda el más grande himno del cambio generacional en los 60 pero 10 años después amenazaba con convertir a su autor en una autoparodia pues el buen nivel de vida y la relativa buena salud que gozaba le auguraban una vejez bastante cómoda. Más que como banda The Who habían evolucionado a lo largo de esos 10 años como una entidad orgánica, sin embargo eran las canciones de Pete las que definían la identidad colectiva de la agrupación. Estamos pues ante un album reflexivo, autocrítico con un tono ligeramente oscuro e indolente pero de una sinceridad brutal. Un periodista de Allmusic Guide lo definió acertadamente como el album "confesional” de The Who, algunos se refirieron a el como una larga nota de suicidio; si Pete en algún momento llegó a acariciar la idea de poner fin a su depresión con una acción radical entonces The Who By Numbers fue la terapia que le permitió volver a mirar hacia el futuro con esperanza (es bueno puntualizar que la actitud de Pete era un sentimiento generalizado en la banda: Roger terminó exhausto y desecho tras la filmaciones de la versión cinematográfica de Tommy, John sentía que su carrera solista no daba frutos y Keith estaba tocando fondo con su alcoholismo y adicción a la cocaína; Townshend fue sólo el maestro de ceremonias de una banda hastiada). Tras su lanzamiento The Who volvió a las giras con entusiasmo renovado, de hecho la gira de By Numbers produjo algunos de los más espectaculares y legendarios recitales en la historia de la banda, como los 3 festivales celebrados en 1976 en 3 stadiums Británicos de Football (Charlton, Celtic y Swansea) inmortalizados en varios bootlegs; 3 piezas de la actuación en Swansea se incluyen en esta edición como bonus tracks. Por cierto que resulta curioso como sólo 2 temas de By Numbers entraron al setlist de la gira (el single ‘Squeeze Box’ y ‘Dreaming From The Waist’), como si el album hubiese sido desechado tras cumplir su función "terapeutica”. Musicalmente es un regreso a los arreglos menos ampulosos de Tommy; Pete guarda los sintetizadores en el armario y redescubre la guitarra acústica e incluso rescata el banjo en clara alusión a su pasado (recordemos que Pete y John se iniciaron en una banda Dixieland tocando banjo y trombón respectivamente). El sonido es muy directo, a veces crudo pero sin renunciar a los momentos de cálida emotividad como en las elegantes y a la vez intensas piezas ‘Imagine A Man’ o ‘How Many Friends’ embellecidas por el piano mágico de Nicky Hopkins. ‘Slip Kid’ refleja claramente esa crudeza con su ritmo serpentino, el corrosivo solo de guitarra de Pete y una de las más desgarradas vocalizaciones de Roger Daltrey. Las letras son muy personales, tanto que en un par de casos Roger decidió que sólo su autor debía cantarlas como la letanía de autoreproches en ‘However Much I Booze’ ("Me veo a mí mismo en la TV/ soy un farsante, un payaso de papel”) y la nostalgia por esos momentos en los que simplemente es él mismo plasmada en ‘Blue, Red And Grey’ ("disfruto cada segundo/ puedo reír en la nieve y la lluvia/ siento un zumbido frío y húmedo/ el placer parece compensar el dolor”) con Pete al ukulele y John haciendo toda la sección de vientos. En ‘How Many Friends’ Pete cuestiona a sus amigos (¿cuántos amigos he tenido realmente?/ puedes contarlos con una mano”) mientras que en ‘In A Hand Or A Face’ la pena por el dolor ajeno muta en autocompasión ("hay un hombre buscando en un cubo de la basura/ sólo que esta vez está en busca de comida/ hay una lágrima en sus ojos, no lo conozco/ Oh, pero sabes por lo que está pasando”). ‘Dreaming From The Waist’ es la pieza más completa del album con el espectacular y dominante bajo de John Entwhistle, quien a su vez aporta la estupenda y divertida ‘Success Story’; aquí John pone la nota distendida y sarcástica ante la excesiva seriedad de Townshend ("Es noche de Sábado/ voy a actuar con mi banda/ tocando la guitarra eléctrica/ algún día lo lograré/ seré una super duper estrella/ compraré un auto reluciente/ y una casa para mi Ma/ mejor que el éxito llegue pronto/ pues ya estoy pisando los 21″). Quizá no sea el mejor album de The Who pero sí el más honesto, un vistazo al mundo interior de las Rock Stars que después de todo resultan tan humanos y frágiles como cualquiera de sus seguidores.



Categoría: 70's | Vistas: 1414 | Agregado por: Aldoux | Fecha: 28-Feb-2011

Odds & Sods fue la respuesta de The Who al creciente mercado bootleg que crecía a su alrededor. Who’s Next y Quadrophenia los consolidó como una de las agrupaciones de Rock más exitosas de los 70 y sus espectaculares recitales hizo las delicias de los pirateadores que inundaban el mercado ilegal con grabaciones en vivo de calidad variable. Poco a poco comenzó a hacerse frecuente la aparición de material de estudio también, compendios de b-sides, outtakes y demos empacados en bootlegs como Radio London, Jaguar, The Who vs. The Amazing Mr. Pig o Who’s Zoo con portadas a cual más estrambótica y calidad bastante discutible. Los fans pagaban precios exorbitantes por auténticos bodrios sonoros y la banda estaba resuelta a frenar esta estafa que lucraba a terceros dejando muy mal parada su fama de perfeccionistas en el estudio. Por eso a finales de 1973 comisionaron al bajista John Entwhistle para preparar un album con material de archivo a la altura del nombre de The Who. De esta manera Entwhistle (en tandem con su productor personal John Alcock) escarbó cuidadosamente en las cintas del grupo e hizo una larga selección de material para someterlo a consideración de sus compañeros. La idea era hacer un album doble pero finalmente se optó por uno sencillo con sólo 11 temas. Por aquel entonces estos lanzamientos eran poco comunes y no contaban con la participación o el apoyo del artista, pero The Who se tomó muy en serio este album y se metió de lleno en su preparación, de hecho a Roger se le ocurrió el título, ideó el concepto de la carátula y Pete escribió el texto (junto a un análisis canción por canción) que se incluyó en la carpeta del album. Estos proyectos suelen ser artísticamente ambiguos: son discos dirigidos a los fans y coleccionistas que por lo general los compran a ojos cerrados y no se detienen a juzgar sus méritos y por esa razón el contenido suele tener más de valor histórico que musical. Aún así Odds & Sods recoge algunas piezas muy buenas que merecen ser recordadas; la presente edición remasterizada (lanzada en 1998) fue ampliada de 11 a 23 temas y los productores tuvieron el sano detalle de ordernarlo todo cronológicamente para darle más fluidez al disco. Entre lo mejor de Odds & Sods podemos citar un acetato descubierto por un fan en un mercado de pulgas Londinense con demos de ‘Leaving Here’ y ‘Baby Don´t You Do It’ de 1963 (la primera grabación de The Who tras adoptar defintivamente su nombre), algunos excelentes descartes de Who’s Next como ‘Love Ain´t For Keeping’ (con mayor gancho rockero y la guitarra de Leslie West), ‘Time Is Passing’, ‘Pure And Easy’, ‘Too Much Of Anything’ y la estupenda ‘Put Your Money Down’ (el comentario de Pete en las notas no tiene desperdicio), las únicas versiones en estudio de ‘Water’ y ‘Naked Eye’, un tema (‘Little Billy’) para una campaña contra el cáncer en EUA que jamás se utilizó, el típico aporte humorístico de John Entwhistle (‘Postcard’) y la grandiosa ‘Long Live Rock’, única sobreviviente del proyecto autobiográfico sobre The Who de 1972 que derivó en Quadrophenia y la más grande declaración de principios sobre la banda puesta en una canción ("Fuimos la primera banda que vomitó en el bar/ y en descubrir que la distancia hacia el escenario era muy larga… el Rock está muerto, dicen/ larga vida al Rock”). Aunque varias piezas aquí presentes están también en los remasters de los albumes anteriores y en la caja Thirty Years Of Maximum R&B (como ‘Pure And Easy’ y ‘Glow Girl’), se trata de versiones o mezclas diferentes por lo que Odds & Sods no pierde un ápice de su valor y mantiene su lugar como pieza importante en la discografía de The Who.



Categoría: 70's | Vistas: 1375 | Agregado por: Aldoux | Fecha: 24-Feb-2011


El éxito unánime de Who’s Next no fue suficiente para que Pete Townshend superara el fracaso que supuso Lifehouse para él. Con los lejanos ecos de Tommy aún resonando en el aire, el reto o más bien el dilema al que Pete se enfrentaba no era tanto escribir algo que superara la célebre ópera rock como demostrar que era capaz de sobrevivir al estigma de Tommy componiendo algo tan o más bueno. A comienzos de 1972 Townshend escribió algunas canciones con miras a un album autobiográfico sobre The Who y de pronto tuvo la idea de hacer algo no relacionado directamente con The Who como agrupación pero que retratara sus raíces; en particular Pete buscaba un concepto con el que los 4 Who se sintieran plenamente identificados. Fue así como nació Quadrophenia, una visión retrospectiva del movimiento Mod Británico a comienzos de los 60, una corriente a la que The Who se apuntó por conveniencia pero que les dió una lugar en el panorama musical Inglés y los catapultó como sus máximos representantes. En resumen Quadrophenia cuenta la historia de Jimmy, un joven Mod fan de The Who que lucha contra sus demonios interiores hasta encontrar su propia identidad. El estilo de vida disipado y hedonista de los Mods (vestir a la vanguardia de la moda, exibirse por las calles con sus motos Scooter, desahogar su agresividad en feroces peleas con sus rivales los Rockers y pasar la noche en los locales Mod manteniéndose en pie a base de alcohol y anfetaminas) atraía a toda clase de renegados, algunos de ellos sufrían trastornos de la personalidad. Jimmy en particular sufre una variante de la esquizofrenia donde su yo interior se disocia no en dos sino en cuatro personas diferentes, de ahí el nombre de Quadrophenia (esquizofrenia cuádruple). Este concepto tuvo una doble connotación pues dió a Pete la oportunidad de hacer referencia a las 4 personalidades que componían The Who, algo que desde hacía años era tema de disertación entre fans y críticos. Indirectamente las 4 personalidades de Jimmy están relacionadas con cada uno de los Who y de hecho Townshend le asignó a cada miembro un tema particular que lo "representa” (mas no los "define”). Así ‘Helpless Dancer’ refiere a la persona dura y testaruda que hay en Jimmy (Roger Daltrey), ‘Is It Me?’ es su lado frágil y sensible (John Entwhistle), ‘Bell Boy’ es la personalidad lunática (Keith Moon) y ‘Love Reign O´er Me’ la indolente hipocresía (Pete Townshend). Pete desarrolló un ciclo de canciones en el que la historia inicia y termina en el mismo lugar con Jimmy sentado en una roca en medio del océano; la inicial ‘I Am The Sea’ recrea la escena donde tras el ruido de las olas y la lluvia se distinguen destellos de los 4 motivos musicales sonando en la lejanía en clara alusión al conflicto interno de Jimmy (la sobreposición de 4 los motivos aparece también en los dos instrumentales del album – ‘Quadrophenia’ y ‘The Rock’ – como una manera de mantener el hilo conceptual); a partir de ese momento Jiimmy hace un flashback donde repasa su vida, cuestiona sus creencias, convicciones y se enfrenta a quienes lo rodean en busca de su verdadero yo interior; discute con su psicoanalista, con su familia, con el predicador de su parroquia; sufre desilusiones por parte de su novia, sus amigos, incluso de su banda favorita, escapa a las playas de Brighton (escenario de las legendarias batallas campales con los Rockers) donde experimenta el peor de sus desengaños al ver a Ace Face (otrora líder de su pandilla) trabajando de botones en un hotel (hecho que lo conduce a renegar de su condición de Mod). Roba una embarcación y se interna mar adentro con la intención de ahogarse pero es sentado sobre una roca y en medio de la tormenta donde libra su última batalla contra sus múltiples personalidades hasta vencerlas y redescubrirse como un ser humano único. Sin embargo Quadrophenia vá mucho más allá del empaque Mod para erigirse como una oda a los conflictos de los adolescentes, su rebeldía, rabia y frustraciones, su rechazo a las convenciones de los adultos y la búsqueda de su propio lugar en el mundo, y son esos elementos los que la convierten en una obra universal y perdurable. Por supuesto The Who salen más que victoriosos traduciendo todo esto en música, una música magnífica, sólida, grandilocuente y bella, a través de unas letras y una historia que bien merecen el esfuerzo por entenderlas. Musicalmente el album toma todos los elementos positivos de sus predecedores (Tommy, Who’s Next) y los funde homogénea y brillantemente en canciones que suenan perfectas incluso fuera del contexto del album. En mi humilde y muy personal opinión estamos ante la cima creativa de The Who, su album más sentido, el mejor concebido, el más brillantemente interpretado, el disco donde los 4 Who dán hasta su última gota de sangre en cada tema, una obra maestra en todo el sentido de la palabra. Por desgracia las dificultades en llevarlo al escenario no permitieron que inicialmente tuviera el mismo impacto que Tommy; las cintas pregrabadas usadas para recrear los efectos sonoros y las pistas de sintetizador no siempre funcionaban adecuadamente, la banda al tener que ceñirse a ellas veía coartada su libertad expresiva en el escenario (instrumentalmente no podían extenderse ni un segundo para no perder la sincronización) y para colmo Keith había perdido el control con el alcohol y colapsó en más de una oportunidad, como puede verse en la película biográfica Amazing Journey; en esa ocasión durante el incio de la gira Norteamericana en San Francisco Moon tuvo que ser sacado inconsciente del escenario mientras un confundido Pete preguntaba si entre la audencia había algún baterista disponible (al final subió un fan llamado Scott Halpin quien sin saberlo se inmortalizó al tomar esa noche el puesto de su héroe). Por otra parte el fenómeno Mod resultaba algo vago e incomprensible para el público no Inglés, esto hizo naufragar el plan de tocar todo el album durante el tour y hubo que preparar una versión de la obra reducida al 15 minutos que si bien tuvo mucho éxito resultó frustrante para su autor. Quadrophenia se lanzó en Octubre de 1973 como album doble con un libreto de 52 páginas que incluía las letras de las canciones, fotos ilustrativas de la historia y un resumen de la misma a manera de relato. Esta edición remasterizada salió a la venta en 1996, Pete no había quedado totalmente conforme con el sonido del vinilo de modo que remezcló las cintas con resultados que han dividido a los fans pero al que yo no le pongo objeciones, además incluye una réplica miniatura del libreto original impresa en muy buen papel. Otro clásico indispensable, seas o no fan de The Who.



Categoría: 70's | Vistas: 1001 | Agregado por: Aldoux | Fecha: 21-Feb-2011

Para entender la razón de ser de Who’s Next como quinto album en estudio de The Who es necesario remitirse a sus raíces en Lifehouse, la fallida opera-rock concebida por Pete Townshend como sucesora de Tommy. El enorme éxito artístico y comercial de esta última levantó inevitablemente las voces de quienes se preguntaban si el cuarteto de Shepherd’s Bush podría alguna vez superar su propia marca; Pete Townshend estaba convencido que sí y tras varias demo-sessions realizadas entre finales de 1970 y principios de 1971 en su estudio casero (y en el de John Entwhistle) anunció la preparación de Lifehouse (previamente titulado Bobby pero Pete lo cambió para evitar las odiosas comparaciones con su predecesor). Pero superar a Tommy implicaba ir más allá en todos los aspectos y Townshend proyectó Lifehouse como un ambicioso esfuerzo multimedia formado por una película, un doble album en estudio y un espectáculo en vivo que trataba en líneas generales una historia de ciencia ficción ambientada en una sociedad futurista muy en deuda con la novela Brave New World (Un Mundo Feliz) de mi mentor Aldous Huxley. En ese mundo frío y ascéptico la gente era manipulada subliminalmente por un sistema totalitario que difundía una falsa sensación de felicidad y libertad; la música Rock estaba prohibida y las únicas diversiones eran suministradas bajo lo que hoy en día llamaríamos realidad virtual. En ese entorno uno de los personajes clave de la obra llamado Bobby descubre el poder liberador que el Rock & Roll tenía sobre la gente y lucha por propagarlo para hacer reaccionar a la sociedad. La película debía combinar las imágenes del guión con filmaciones de The Who tocando en vivo, para ello la agrupación realizó varios recitales gratuitos de "calentamiento” en el Teatro Old Vic de Londres. Pero pasaron los meses y Lifehouse seguía atascado, el concepto era tan enrevesado que nadie salvo su autor pudo entenderlo y para colmo Townshend y Kit Lambert (manager y productor de The Who) se habían distanciado. Kit tenía el don de entender la mente y las ideas de Pete, transmitirlas a los demás en forma clara y servir de vehículo para que la banda las tradujera en música; por entonces Lambert había escrito un guión para llevar Tommy al cine e incluso logró un acuerdo con Universal Pictures para financiar la película pero Pete estaba tan absorto con la idea de Lifehouse que ni siquiera se molestó en leer el guión de Lambert y este profundamente ofendido se retiró de la producción. Para Mayo de 1971 Lifehouse había sido oficialmente descartado y tras unas abortadas sesiones en Nueva York dirigidas por Kit la banda regresa a Inglaterra; allá bajo la dirección de Glyn Johns (productor/ingeniero con Beatles, Rolling Stones, Small Faces, Led Zeppelin y un largo etcétera) el cuarteto trabajó el material escrito para Lifehouse ya sin hilo conceptual dándole así forma a Who’s Next. A pesar de ser técnicamente un album compuesto de "sobras” Who’s Next se erigió como el ícono por excelencia en la discografía Who y es considerado casi por unanimidad como su obra maestra. El hecho de prescindir de todo concepto hizo que la banda se concentrara en trabajar las canciones de forma individual por lo que cada pieza tenía vida propia al margen del disco pero sin perder el caracter unitario del album. Por aquel entonces Pete había descubierto los sintetizadores y adquirió sus propios modelos (un VCS3 y un ARP 2500); la incorporación de estos innovadores aparatos constituyó la gran novedad sónica del disco alcanzando cotas espectaculares en ‘Baba O´Riley’ y ‘Won´t Get Fooled Again’, temas basados el primero en un patrón repetitivo obtenido tras alimentar el VCS3 con datos procedentes de una computadora y el segundo en una melodía tocada en un órgano conectado al VCS3, pero al margen de estos vistosos experimentos Townshend usó magistralmente los sintetizadores para dotar el resto de las piezas con los más variados matices y texturas. Si bien el papel de Townshend como líder creativo es indiscutible no hay que olvidar que The Who son ante todo una banda y la clave de su grandeza radica precisamente en esas 4 personalidades tan diferentes coexistiendo armoniosamente. Pete es un pedazo de autor pero es en la voz de Roger Daltrey que esas canciones adquieren su justa dimensión; si hubiera un ranking de los mejores trabajos vocales en un disco de Rock sin duda Roger estaría en los primeros lugares, Who’s Next es un album grandilocuente y solemne a la vez y Daltrey se mueve genialmente entre ambos extremos sonando desgarrado en los momentos duros (‘Bargain’), sublime en los más calmados (‘Get In Tune’) o combinando ambas facetas en el mismo tema (‘Behind Blue Eyes’). John Entwhistle no sólo destaca como el estupendo bajista que es, a partir de este disco asume un papel más activo en la producción, trabajando de cerca en las mezclas y con opiniones de peso en los arreglos, además con su tema ‘My Wife’ pone la nota humorística en un album tan "serio” contando la divertida historia de un hombre que falta una noche a casa y se pone paranóico repasando en su mente las posibles represalias de su mujer. Keith Moon sigue siendo el tórrido y abraviso baterista de siempre pero aquí toca con mayor precisión, incluso desarrolla una faceta que ya había ensayado en Tommy insertando sus percusiones en la trama melódica de las canciones como si se tratara de un instrumento melódico más, por cierto que suya fue la idea del soberbio cambio de ritmo a la mitad de ‘Baba O´Riley’ con ese sorprendente solo de violín. Si musicalmente el disco rezuma madurez y dinamismo en el plano lírico es fruto de las creencias espirituales de Pete entonces gran seguidor del místico Hindú Meher Baba (a quien dedicó el tema de apertura) que entre otras cosas lo alejó de las drogas. Y es que en Who’s Next hay esperanza y fé pero también dolor y sobre todo el esceptisismo del joven de los 70 que mantiene esa fé en el futuro pero con los ojos abiertos a la realidad, como en ‘Won´t Get Fooled Again’, a mi juicio el tema más emblemático del disco que refleja la nueva actitud juvenil con una frase lapidaria ("conocí al nuevo líder/ es igual al viejo líder”) y un grito de guerra ("no nos volverán a tomar por tontos”). Siendo un disco grabado modélicamente y que siempre sonó fabuloso esta edición remasterizada ofrece como aliciente 7 excelentes bonus tracks: ‘Pure And Easy’, ‘Baby Don´t You Do It’ (con Leslie West a la guitarra) y ‘Behind Blue Eyes’ (con Al Kooper al órgano) provienen de las sesiones iniciales en Nueva York; los estupendos ‘Naked Eye’ y ‘Water’ grabados en vivo en el Old Vic (Abril de 1971) ; ‘Too Much of Anything’ (uno de los tantos descartes de Lifehouse) y ‘I Don´t Even Know Myself’ (b-side de ‘Won´t Get Fooled Again’). Sin duda uno de los mejores albumes del Rock & Roll.



Categoría: 70's | Vistas: 1012 | Agregado por: Aldoux | Fecha: 18-Feb-2011

El 11 de Enero de 1.967 los miembros de Pink Floyd se instalaron en los Sound Techniques Studios de Londres y con la producción de Joe Boyd (Incredible String Band, Fairport Convention, John Martyn) hicieron su primera sesión de grabación profesional. Dos temas fueron filmados para la ocasión: una versión de 17 minutos de 'Interstellar Overdrive' y una larga jam titulada 'Nick´s Boogie', precursora de futuras piezas como 'Set The Controls To The Heart Of The Sun' y 'A Saucerful Of Secrets'. Concretamente la ejecución de 'Interstellar Ovedrive' merece ser recordada como uno de los momentos cumbre en la carrera de Pink Floyd pues en ella demuestran su enorme capacidad instrumental,  inventiva y extraordinarias dotes para la improvisación colectiva, con un Syd Barrett completamente desatado extrayendo de su guitarra los más irreales y extraños sonidos, haciendo efecto slide con un encendedor de cigarrillos sobre el mástil y exprimiendo las notas hasta hacerla aullar como a un extraño animal en celo. Meses después, concretamente en Abril del mismo año, el periódico underground IT (International Times) organizó en el Alexandra Palace de Londres un espectáculo multimedia llamado ’14 Hours Technocolor Dream’ que incluía recitales (Pink Floyd, Soft Machine, The Move, Arthur Brown & The Crazy World, Pretty Things, Small Faces y Eric Burdon & The New Animals entre otros), light shows y muestras de arte vivo, ante un público que incluía a la crema de mundo artístico Londinense (músicos, actores, cineastas, artistas plásticos, escritores). Dicho evento fue inmortalizado por Peter Whitehead en un cortometraje de 70 minutos (con su respectivo soundtrack) estrenado al año siguiente como ‘Tonite Lets All Make Love In London’ y que se convertiría en el documento visual defintivo de la psicodelia Inglesa y el Swingin’ London. En 2003 se lanzó un DVD titulado London 1966/1967 con los dos temas de Pink Floyd arriba mencionados, compaginados con imágenes de la película de Whitehead y otras de una presentación de los Floyd en el legendario club UFO, que era el centro de operaciones del movimiento psicodélico Inglés. Posteriormente se lanzó sólo la parte de audio en un Compact EP y finalmente en 2005 una edición especial que recoge el EP y el DVD.  Hace poco decidí eliminar de mis cuentas Rapidshare los DVDs  allí alojados pues muy poca gente los descargaba y no tenía sentido mantener un espacio que resultaba vital para el material de audio, de modo que el presente post incluye sólo el CD. Una pieza de colección invalorable para los fans de Syd Barrett y de los primeros Floyd.



Categoría: 60's | Vistas: 1244 | Agregado por: Aldoux | Fecha: 11-Feb-2011

Siendo la de Pink Floyd una música basada en la exploración de matices sonoros, posee la peculiaridad de evocar y describir imágenes, y esta característica "visual” hizo que desde sus mismos comienzos la banda volcara parte de su creatividad en la elaboración de bandas sonoras. Ya en 1968 poco después de la salida de Syd hicieron el soundtrack para The Committee, un film independiente Inglés de misterio (hace poco lo ví y es una lástima que jamás hayan lanzado la música en CD aunque sí en DVD). En 1969 repitieron la experiencia con More de Barbet Schroeder. En 1970 contribuyeron con 3 piezas a Zabriskie Point de Michelangelo Antonioni, y ese mismo año Roger Waters junto a Ron Geesin hizo el soundtrack para The Body, un documental sobre el cuerpo humano… durante un tiempo se especuló sobre la posibilidad de trabajar con Stanley Kubrick pero esto jamás se ha confirmado. Obviamente los Floyd no eran los únicos que componían para el cine pero lo que para otros artistas eran proyectos marginales (muchas veces poco publicitados a fin de no confundir al público) para Pink Floyd eran parte integral de su trabajo y como tal eran tratados (More, por ejemplo, trascendió su papel de banda sonora y pasó a ser el tercer album oficial de la banda, además sus temas estuvieron varios años en el setlist). A comienzos de 1972 el cuarteto aceptó la oferta de Schroeder para poner música a su nueva película titulada La Vallée (que narra un viaje de exploración por las selvas de Papua Nueva Guinea en busca de un paraíso perdido) y en dos semanas repartidas en dos meses diferentes (Febrero y Marzo) Pink Floyd completó Obscured By Clouds (el título del film para el mercado Anglosajón), su segundo soundtrack lanzado oficialmente y el séptimo album de su discografía. Por entonces PF ya había comenzado a trabajar en Dark Side Of The Moon y eso explica las similitudes entre ambos albumes, de hecho en OBC ensayan elementos que meses después se desarrollarían completamente en su obra cumbre. Para empezar OBC es un album de Rock; a excepción de los temas que abren y cierran el disco (‘Obscured By Clouds’ y ‘Absolutely Curtains’) aquí lo que privan son canciones concretas melódicamente bien definidas y con poca experimentación, algunas están dominadas por ritmos incisivos y duros riffs (‘Obscured By Clouds’, ‘When You´re In’, ‘Childhood´s End’) rozando incluso lo convencional (‘The Gold It´s In The..’, ‘Wot´s… Uh The Deal’, ‘Free Four’) pero sin perder la perspectiva del sonido PF. En el plano lírico Roger Waters comienza a erigirse como dominador esbozando ya los temas recurrentes de sus trabajos posteriores dentro y fuera de Pink Floyd (el aislamiento, la inseguridad, la guerra, la muerte, el poder…). En líneas generales el album mantiene muy bien el nivel y a mi juicio no tiene nada de lo malo que por años los críticos y la prensa inquisidora han pretendido endosarle; hay temas muy buenos como el inicial ‘Obscured By Clouds’ donde Nick Mason utiliza un prototipo de batería electrónica (por primera vez en una grabación de Rock) y Rick Wright rompe su reticencia hacia los sintetizadores, además de la dupla ‘Burning Bridges’ & ‘Mudmen’ que desarrollan 2 variantes de un mismo tema. La estupenda ‘Childhood´s End’ lleva el sello de David Gilmour y llegó a tener un puesto fijo en los recitales junto a la pieza homónima mientras que en ‘Free Four’ Roger demuestra su talento para escribir también canciones con gancho comercial (de hecho este tema tuvo un sorpresivo éxito en single aunque sin llegar a ser un hit). Si Meddle fue la cúspide de Pink Floyd como vanguardistas del Rock, OBC mas que un soundtrack fue el puente hacia el estilo concreto y la magnificencia de DSOTM, además que al igual que en More la música se sostiene sola al margen de las imágenes de película de Schroeder.



Categoría: 70's | Vistas: 881 | Agregado por: Aldoux | Fecha: 09-Feb-2011

En la historia del Rock no han sido pocos los casos de albumes cuya calidad esconde una gestación ardua y nada fácil. Cuando Pink Floyd se reunió en los estudios Abbey Road en Enero de 1971 no tenían una idea muy clara de lo que querían hacer. Con la mente puesta en probar siempre nuevas fórmulas dedicaron las primeras semanas a improvisar en el estudio y ensayar un curioso método: cada uno de los 4 miembros grababa por separado siguiendo las mismas indicaciones generales respecto a tempos y ritmos para luego tratar de juntar todo y formar el esqueleto de los temas; la idea era que cada músico dejara fluir su creatividad sin la interferencia de los demás pero no obtuvieron absolutamente nada de ello. Probaron nuevos efectos y soluciones instrumentales e incluso discutieron un anhelado proyecto para hacer música a partir de objetos caseros. Las sesiones se vieron frecuentemente interrumpidas por giras que los llevó a recorrer Gran Bretaña, EUA, Europa continental y Australia. En un momento dado se sintieron limitados en Abbey Road (que aún usaba grabadoras de 8 pistas) y se mudaron alternadamente a los estudios Air y Morgan equipados con 16 pistas. Fueron en total 7 meses de trabajo bastante accidentado pero que dió como fruto un gran album rico en matices y pequeños detalles, con un par de altibajos pero que ocupa un lugar destacado en la discografía de Pink Floyd; la perfección formal vendría después con Dark Side Of The Moon y Wish You Were Here, no obstante estos albumes estaban temáticamente dominados por Roger Waters mientras que Meddle fue un esfuerzo grupal donde las fuerzas estaban en perfecto equilibrio. Es también el album que consagra a David Gilmour como fuerza creativa, co escribiendo 5 de las 6 piezas y alcanzando nuevas cotas como guitarrista, especialmente en la adopción de la steel-guitar que se convertiría en el elemento más característico de su estilo. ‘One Of These Days’ abre los trámites con una tensión claustrofóbica a cargo de los bajos (2 líneas de bajo tocadas simultáneamente por David y Roger filtradas a través de una cámara de eco) que explota en un torbellino épico conducido por Nick Mason quien pronuncia en segundo plano la frase "one of these days I’m gonna cut you into little pieces”. En ‘A Pillow Of Dreams’ y ‘Fearless’ David Gilmour se erige protagonista con deliciosas interpretaciones vocales siendo la primera una preciosista balada acústica con notas que se desparraman en pequeñas cascadas y la segunda un incisivo mid-tempo con el sampler de los fanáticos del Liverpool Football Club cantando ‘You´ll Never Walk Alone’ (el tema de Rodgers & Hammerstein que los seguidores del equipo adoptaron como himno). ‘San Tropez’ es un sencillo y elegante tema de aires Beatlescos agradable pero que resulta una anomalía del sonido PF, mientras que ‘Seamus’ pone la nota humorística al mejor estilo de Syd Barrett, un Blues acústico con los aullidos de un perro (la mascota de Steve Marriott) en respuesta a las frecuencias de la armónica tocada por David (en la película Live In Pompeii harían lo mismo con otro perro y en versión instrumental). Estas 5 piezas son toda una prometedora introducción a ‘Echoes’, el tema que ocupaba toda la segunda cara del album original, 23 minutos completamente alucinantes donde Pink Floyd pone a prueba todos sus recursos obteniendo como resultado una auténtica obra maestra y que en mi humilde opinión constituye su pieza más brillante. A diferencia de Atom Heart Mother no se trata de una suite sino de una pieza larga (a pesar de los cambios que se suceden a lo largo de la misma) con estupendos pasajes instrumentales, fragmentos de pura experimentación y partes cantadas de un lirismo desbordante. Pink Floyd no son unos virtuosos como lo eran ELP o Yes pero sabían muy bien como llevar el desarrollo de este tipo de temas manteniendo en vilo al que escucha pendiente de cada acorde, de cada cambio de ritmo. El tema se inicia con una nota de piano de Rick filtrada a través del altavoz de un órgano para lograr el conocido e inconfundible efecto "submarino” que lo caracteriza y que dá paso a la canción propiamente dicha donde Gilmour y Wright cantan a dúo una fantástica letra de una poesía casi ancestral ("Por encima el albatros se mantiene inmóvil en el aire/ y en la profundidad bajo las onduladas olas en laberintos de cuevas de coral/ el eco de un tiempo distante viene envolviendo a través de la arena/ y todo es verde y submarino”); el largo ‘break’ instrumental es absolutamente impecable y desemboca en un misterioso e impreciso collage sonoro que prepara el terreno para una nueva irrupción de la banda en un climax de gran efecto que reintroduce el motivo inicial y se desliza hacia un suave y etéreo final. No concuerdo con quienes consideran a ‘Echoes’ lo único salvable del disco pero es obvio que los Floyd pusieron aquí su mayor esmero, de hecho este tema fue la motivación para mudarse de Abbey Road y aprovechar los ilimitados recursos que ofrecían los estudios Air y Morgan con sus 16 pistas; su entuasiasmo por ‘Echoes’ fue tal que durante los conciertos Ingleses en Abril de 1971 estrenaron una versión piloto titulada ‘Return of the Son of Nothing’ y una vez lanzado el album el tema entró al setlist donde permaneció hasta 1975. El album fue un éxito rotundo en Inglaterra y Europa pero la falta de promoción de Capitol hizo que en EUA tuviera inicialmente un impacto mínimo. Meddle fue sin duda el cierre de la segunda etapa de Pink Floyd, la que siguió a la desvinculación de Syd Barrett, y el pico creativo antes de la consolidación artística con el excelso Dark Side Of The Moon que páradójicamente marcó el inicio del fin de la banda como entidad colectiva para terminar abosorbidos por el ego incontrolado de Roger Waters.



Categoría: 70's | Vistas: 780 | Agregado por: Aldoux | Fecha: 06-Feb-2011

Tras el inesperado éxito de Atom Heart Mother y ante las contínuas interrupciones en las sesiones de grabación para el siguiente album (Meddle), la disquera Harvest puso a la venta a través del sello independiente Starline este recopilatorio llamado Relics con la intención de llenar el vacío y no dejar decaer el interés del público hacia Pink Floyd. Por fortuna no se trató de la típica antología de temas recalentados: con 5 canciones de los 3 primeros LP’s, 5 caras de singles no incluidas en los albumes y un tema inédito Relics ofreció suficientes puntos de interés para situarse como pieza vital de la discografía Floydiana. Hasta la edición del doble CD recopilatorio Echoes en 2001 este album fue el único medio para escuchar ‘Arnold Layne’ y ‘See Emily Play’, los 2 singles que en 1967 hicieron que el público se fijara en Pink Floyd expandiendo el prestigio que se habían ganado a nivel underground con su larga estancia en el club UFO (la base de operaciones de la Psicodelia Londinenese); fueron también la muestra del genio visionario de Syd Barrett y su desquiciada poesía como preámbulo a la bizarra experimentación del primer album. Sin embargo tanto Roger Waters como Rick Wright demostraron entonces poseer también talento especial para componer grandes canciones, tal es el caso de ‘Paintbox’ de Rick (b-side de ‘Apple And Oranges’, el tercer y último single de Pink Floyd con Syd) y la onírica melancolía de ‘Julia Dream’ de Roger (b-side de ‘It Would Be So Nice’, el tema de Wright que abría el primer single de PF sin Barrett). ‘Careful With That Axe, Eugene’ compuesta a medias por Waters y Gilmour fue la b-side de ‘Point Me At The Sky’, y es que sólo una banda de la estatura de Pink Floyd podía darse el lujo de relegar a la cara b un tema tan magistral como este y que por casi 4 años se mantuvo fijo en el repertorio de los recitales (por cierto que estas 3 b-sides, a diferencia de sus ediciones originales, aparecen aquí mezcladas en stereo). Para finalizar ‘Biding My Time’ (escrita por Waters) se grabó en las sesiones de Ummagumma pero se descartó cuando los Floyd decidieron incluir en la sección de estudio de ese album sólo material solista de los cuatro. Sé que es odioso hacer ciertas comparaciones pero la canción parece sacada del primer album de Jethro Tull tanto por la entonación vocal de Roger (similar a la de Ian Anderson) como al arreglo Jazz/Blues, no obstante esto no le quita mérito a otra fantástica pieza con un buen ‘break’ a cargo del David Gilmour y el curioso trombón tocado por Rick Wright. Poco después PF agregaron este tema a su larga suite The Man & The Journey con el título cambiado a ‘Afternoon’. Para resumir, se trata de un disco que en cierta manera pretendía también poner punto final a la etapa Barrett aunque sólo a nivel material, pues el recuerdo de Syd fue como una sombra que los persiguió por siempre hasta el punto de ser fuente de inspiración en los futuros Dark Side Of The Moon, Wish You Were Here y The Wall.



Categoría: 60's | Vistas: 1033 | Agregado por: Aldoux | Fecha: 03-Feb-2011

Atom Heart Mother fue resultado de un período densamente experimental en la carrera de Pink Floyd, una época en que más que buscar una línea o estilo al que apegarse la agrupación quiso demostrar todo lo que era capaz de hacer dentro del campo del Rock; así tras una banda sonora (More) y un disco de corte vanguardista (Ummagumma) el quinto album estuvo enmarcado dentro de la corriente "sinfónica” de la época motivo por el cual la banda fue erróneamente catalogada en la absurda categoría de "Rock sinfónico”. Por aquel entonces la prensa comenzó a acuñar etiquetas risibles como "música planeadora” o "Rock cósmico” para definir el estilo de Pink Floyd, muchos fans crearon alrededor del nombre PF un halo místico-lisérgico y los consideraban mesías poseedores de una verdad a la que sólo se tenía acceso por medio de las drogas y, de hecho, fueron etiquetados de drug-band… con la intención de desprenderse de esos clichés (y quizá de descolocar una vez más al público y los críticos) decidieron que su siguiente album fuese lo más simple posible pero sin perder la estética de Pink Floyd. Inicialmente la larga suite homónima que ocupaba todo el lado A del album original sería ejecutado con instrumentación básica (guitarra, bajo, órgano y batería) sin experimentaciones sonoras ni efectos de estudio, pero poco a poco surgió la idea de agregar orquesta y un coro. La partitura orquestal estuvo a cargo de Ron Geesin y sus sugerencias respecto a la elaboración de la pieza fueron de tal importancia que su nombre fue agregado como co-autor. La suite constaba de 5 partes (‘Father´s Shout’, ‘Breast Milky’, ‘Mother Fore’, ‘Funky Dung’, ‘Mind Your Throats, Please’ y ‘Remergence’) y tenía una estructura poco convencional, con los 4 Floyd suministrando el acompañamiento de base, la orquesta trabajando como un instrumento más y el John Alldis Choir haciendo la función de "voz solista” con dos sublimes momentos de máximo efecto en ‘Mother Fore’ y ‘Funky Dung’. Exceptuando el solo de David Gilmour en ‘Breast Milky’ y el estupendo contrapunto Wright /Gilmour de ‘Funky Dung’, la banda trabaja en un sorprendente segundo plano (en la sección ‘Mind Your Throats, Please’ dejan entrever elementos que más tarde reaparecerían en la larga ‘Echoes’ del album Meedle). La segunda parte del disco tiene un concepto similar a Ummagumma con una pieza para cada uno: la delicada balada ‘If’ de Roger Waters con una enigmática letra donde algunos creen ver reflejado su complejo de culpa hacia Syd ("Y si yo fuese un buen hombre/ habría hablado contigo más frecuentemente”); la crítica al estilo de vida del Rock’n'Roll en ‘Summer´68′ de Wright (con el acompañamiento de una sección de vientos) y la sinuosa (y deliciosamente Folkie) ‘Fat Old Sun’ de un David Gilmour que poco a poco iba subiendo de estatura como autor. El último tema está firmado por los 4 aunque se basa en un concepto de Nick Mason: ‘Alan´s Psychedelic Breakfast’, un collage de música concreta y pasajes instrumentales dividido en 3 movimientos (‘Rise and Shine’, ‘Sunny Side Up’, ‘Morning Glory’) dedicado al pintoresco ritual del roadie de la banda Alan Stiles (ya retratado en la contraportada de Ummagumma) preparando su desayuno matinal. Si bien fue un éxito rotundo en Inglaterra y tuvo buena recepción en EUA el album dividió a los fans y desconcertó a muchos (lo que Pink Floyd buscaba en el fondo) empezando por la austera portada sin nada escrito en ella. En los últimos años los 4 miembros de PF se han referido en términos despectivos hacia la suite, sin embargo en su momento tuvo una gran significación para ellos pues en los primeros recitales de la gira promocional se llevaron la orquesta a cuestas pero ante los altos costos hicieron una versión sólo para cuarteto y reducida a 15 minutos que se mantuvo en su repertorio hasta 1972. Al igual que otras obras primerizas de Pink Floyd estamos ante un disco que ha envejecido más que dignamente y que aún ofrece mucho por descubrir.



Categoría: 60's | Vistas: 1093 | Agregado por: Aldoux | Fecha: 31-Ene-2011




Lanzado en Octubre de 1969 Ummagumma llegó en un momento crucial para Pink Floyd, la banda comenzaba a ser reconocida por la crítica musical en buena parte gracias a sus estupendos recitales a lo largo y ancho de Europa y Norteamérica, bastaba con poner en el mercado un buen album que confirmara el enorme potencial de la agrupación y abriera nuevos caminos en su evolución… Pero Pink Floyd querían ir más allá, ser respetados y admirados por lo que los hacía diferentes del resto de la comunidad "progresiva”, y lo hicieron con  un doble LP que mostraba las 2 facetas de la banda sobre el escenario y dentro del estudio de grabaciones. El primer album grabado en vivo entre Abril y Mayo de 1969 en 2 ciudades Inglesas (Birmingham y Manchester) dejaba en claro que la música de los Floyd no era un frío e impersonal montaje (como ya entonces anunciaban sus detractores), mientras que el segundo album daba cuenta del trabajo individual de cada uno de los miembros en el estudio. Una dicotomía que en mi opinión estuvo perfectamente pensada al mostrar por un lado al perfectamente cohesionado trabajo colectivo de la banda en vivo, sin egos ni protagonismos innecesarios, y por el otro las 4 personalidades musicales que fuera de ese colectivo se expresaban de manera individual. El album en vivo es excelente y constituye el único documento oficial de los PF clásicos; ‘Astronomy Domine’ siguió siendo uno de los puntos fuertes de su repertorio por algunos años más y aquí suena absolutamente incendiaria; ‘Careful With That Axe, Eugene’  era la b-side de ‘Point Me At The Sky’ (single editado entre el segundo y el tercer album), magistral en su creciente tensión que finalmente explota en un estruendo aterrador; ‘Set The Controls To The Heart Of The Sun’ tiene la misma sinuosidad oriental que en estudio pero acentuada por un clima de inquietante fatalidad mientras que ‘A Saucerful Of Secrets’ gana en matices respecto a la original gracias en parte al inventivo ‘drumming’ de Nick Mason.  En el album de estudio cada músico tiene 1/4 del espacio para desarrollar su propio concepto o visión musical dentro del más puro vanguardismo; por años este disco ha constituído la pieza más polémica del catálogo de Pink Floyd, muchos los han acusado de esnobistas por ello pero también es cierto que son pocos quienes se han dignado a escucharlo con detenimiento y sin prejuicios. Rick Wright y sus teclados (organo, piano, melotrón y algo de percusión) son responsables de ‘Sysyphus’, una pequeña suite en 4 partes basada en la leyenda mitológica Griega del Sísifo que combina clasisismo y música contemporánea. Roger Waters se vá hacia los extremos de su compleja psiquis, abre con la delicada e intimista balada ‘Grantchester Meadows’ (en la línea de las que hizo para el soundtrack de More) para luego desembocar en la paranoia de ‘Several species of small furry animals gathered together in a cave grooving with a Pict’, una pieza de música concreta donde todos los sonidos que se escuchan proceden de su voz reproducida a diferentes velocidades o tratada a través de la cónsola. ‘The Narrow Way’ fue el primer intento de David Gilmour por escribir algo completamente suyo y es quizá lo más cercano al espíritu Pink Floyd, especialmente en la tercera parte. ‘The Grand Vizier´s Garden Party’ es el aporte de Nick Mason y en mi humilde opinión es el mejor logrado de las cuatro, casi toda la idea se desarrolla en la parte central donde Nick ejecuta un muy bien articulado solo de  batería orientado no al exhibicionismo sino al contraste de diversos matices, enmarcado por dos breves fragmentos ejecutados por su esposa Nettie a la flauta. A pesar de las críticas dispares el album vendió muy bien (N° 1 en Gran Bretaña y N° 74 en EUA). En los siguientes 2 años PF ejecutaría en sus recitales una larga pieza conceptual llamada The Man & The Journey formada por relaboraciones de antiguas piezas, bocetos de piezas futuras y fragmentos de estas 4 partes solistas lo que indica la importancia para la banda de estos trabajos en estudio; también se grabó una pieza colectiva llamada ‘Embryo’ pero fue desechada por no calzar en el concepto del segundo album y permaneció inédita hasta 1984 cuando se la incluyó en el recopilatorio The Works. A diferencia del doble vinilo original esta versión remasterizada contiene los 2 albumes por separado (con su propia portada y libreto) enfundados en un slipcase verde con una ventana que muestra la célebre escena recursiva del cuadro junto a un poster con la reproducción en grande de ésta. Quizá no fue lo que muchos esperaban de Pink Floyd pero no deja de ser un muestrario de su enorme validez musical.



Categoría: 60's | Vistas: 2208 | Agregado por: Aldoux | Fecha: 28-Ene-2011


Definitivamente Pink Floyd nació para tener éxito pero no lo encontró siguiendo los caminos más expeditos. Sus primeros años estuvieron marcados por la búsqueda de algo que los hiciera diferentes, por trascender los límites de lo que se esperaba de ellos; tras la buena recepción de A Saucerful Of Secrets pudieron hacer otro album similar que los consolidara entre la nueva base de fans que poco a poco se formó a su alrededor, no obstante optaron por el sendero más difícil y aceptaron la propuesta del director Alemán de cine Barbet Schroeder para hacer la música de su película More, de esta manera el tercer album de PF y primero con David Gilmour como remplazo definitivo de Syd Barrett fue una banda sonora, algo bastante poco común. Este tipo de trabajos suelen tener sus limitaciones para una banda de Rock pues al tener que componer en función de unas imágenes la capacidad expresiva de los músicos corre el riesgo de verse limitada, pero ese no fue el caso de Pink Floyd: puede que Music From The Film ‘More’ no haya sido lo que se esperaba de ellos pero se integra perfectamente dentro de la discografía Pinkfloydiana hasta el punto que algunas de sus piezas figuraron en el setlist de sus recitales durante los siguientes 3 años. El material del disco presenta tres facetas diferentes: las estupendas ‘Cirrus Minor’, ‘Crying Song’, ‘Green Is The Colour’ y ‘Cymbaline’ son 4 joyas acústicas e intimistas cargadas de profunda melancolía y demuestran el incipiente talento de Roger Waters como autor; ‘The Nile Song’ e ‘Ibiza Bar’ pisan el terreno del Hard Rock logrando un efecto visceral que no volveríamos a encontrar en un disco de los Floyd hasta The Wall. El resto del album lo componen piezas instrumentales (escritas por los cuatro miembros) destinadas a proveer el marco "incidental” de soporte a las imágenes pero que aún así pueden sostenerse solas; temas que reflejan su lado más experimental (‘Main Theme’, ‘Quicksilver’, ‘Dramatic Theme’) o extravagante (‘Party Sequence’ con los 4 Floyds tocando bongós). Incluso se aprecian ciertos elementos que reaperecerán en futuros temas (el desarrollo de ‘Up The Khyber’ lo volveremos a encontrar en las versiones en vivo de ‘A Saucerful Of Secrets’). El album en su conjunto no describe exactamente las imágenes (el film narra la historia de una joven pareja atrapada en un espiral de abuso de drogas ambientada en la isla de Ibiza, uno de los paraísos Hippies Europeos de entonces) pero sí las matiza de una manera muy natural y para nada forzada. No obstante cabe destacar que en el film suenan 2 temas no incluidos en el disco (‘Seabirds’ y ‘Hollywood’) y que un par de piezas suenan muy diferentes en la película. Un album que a mi juicio se ha mantenido muy bien en el tiempo y que realza aún más la importancia e influencia de la música de Pink Floyd.



Categoría: 60's | Vistas: 1120 | Agregado por: Aldoux | Fecha: 26-Ene-2011



En cierto sentido A Saucerful Of Secrets representa el nacimiento de los Pink Floyd "clásicos” que pasaron a la posteridad, fue el último album con alguna participación de Syd Barrett y el debut de David Gilmour, un músico cuya importancia iría creciendo disco a disco; curiosamente él y Syd eran amigos de la adolescencia y fue a instancias de Barrett que David entró en Pink Floyd. Las primeras demos se grabaron en Agosto de 1967 casi simultáneamente con el lanzamiento de The Piper At The Gates Of Dawn y ya entonces era obvio que algo le pasaba a Syd. En Septiembre parten rumbo a EUA para su primer tour que resulta un completo desastre, Barrett luce distante, abstraído y prácticamente sabotea a su propia banda en el escenario, su actitud en el show de Pat Boone fue embarazosa (Syd se quedó parado mirando a la cámara mientras sus compañeros trataban de tocar en playback fingiendo que nada ocurría). Muchos se han referido a esos episodios como síntomas de demencia… si bien Syd no estaba en sus cabales me inclino a pensar que él exageró las cosas como forma de protesta, en el fondo Barrett era un idealista y le chocaba ver a Pink Floyd tratado como un "producto”. De vuelta a Londres y tras realizar un "pack tour” junto a la Jimi Hendrix Experience, The Move, The Nice, Amen Corner y otros se inician las sesiones formales pero la mayoría del material grabado es descartado por el propio Syd (concretamente sus composiciones "Scream Thy Last Scream”, "Vegetable Man”, "In The Beechwoods”, "John Latham” y otras piezas sin título definido) quedando a salvo sólo 2 temas: ‘Jugband Blues’ y ‘Remember A Day’. Su actitud errática e inestable entorpece el funcionamiento de la banda, no obstante sus amigos aún lo veían como el líder y tenían la esperanza que en algún momento Syd recuperaría la cordura. En Enero de 1968 David Gilmour se integra como quinto miembro, la idea era que Barrett sólo trabajara en el estudio para liberarlo del stress de las presentaciones; el inicio fue prometedor pues los cinco terminaron uno de los mejores temas a la postre, el estupendo ‘Set The Controls To The Heart Of The Sun (de Roger Waters) con su misteriosa cadencia oriental (el único documento de Pink Floyd como quinteto) pero Syd había perdido todo interés y en Febrero se anuncia su partida definitiva. Quizá otra banda en la misma situación se habría desmoronado pero Pink Floyd no, así que liberados de Barrett se replantearon el trabajo y en menos de 4 meses culminaron otro album para la historia con Waters y Wright llevando las riendas y el peso creativo. La excelente ‘Let There Be More Light’ que abre el disco es una pieza de marcados contrastes donde ambos se alternan la parte vocal y que alcanza el clímax con un brillante "break” a cargo de Gilmour. Los temas de Rick ‘Remember A Day’ y ‘See-Saw’ reflejan ese caracter melancólico e introspectivo que marcaría sus composiciones futuras a la vez que dán fé de su sólida formación como músico. En la farsesca ‘Corporal Clegg’ ya Roger comienza a hacer referencia al tema de la guerra que se convertiría casi en una obsesión personal. El tema homónimo es el momento más experimental del disco, un ejemplo de puro vanguardismo con un desarrollo cacofónico que poco a poco se disuelve en un final solemne y casi coral. El album se cierra con ‘Jugband Blues’, único tema de Syd rescatado de las sesiones y colocado al final del disco como una especie de despedida. Un arreglo disperso como la psiquis de su autor, el acompañamiento casi burlesco de una banda de metales del Ejército de Salvación Británico y una letra enigmática pero a la vez reveladora ("Es muy considerado de tu parte que pienses en mí aquí/ Y te estoy muy agradecido por hacer comprender tan claramente que no estoy aquí”….. "Y me pregunto quién podrá estar escribiendo esta canción/ No me importa si el sol no brilla/ Y no me importa si no tengo nada mío/ Y me da igual sentirme incómodo contigo”). Sólo por haber sobrevivido a la omnipresencia auto-destructiva de su líder A Saucerfiul Of Secrets merece respeto y consideración pero incluso al margen de esto se trata un gran disco y una de las obras más perdurables de los igualmente grandiosos Pink Floyd.



Categoría: 60's | Vistas: 1376 | Agregado por: Aldoux | Fecha: 21-Ene-2011

La verdad que comentar una obra como esta no es tarea fácil. The Piper At The Gates Of Dawn es un album de leyenda, una leyenda tan grande como la de los propios Pink Floyd lo cual ya lo dice todo pues se trata de una de las agrupaciones defintivas en la historia del Rock. Una obra considerada el punto álgido de la psicodelia Británica como antesala a la eclosión del vanguardismo en el Rock, una valiosa pieza de estudio para los arqueólogos musicales del futuro, un retrato de su época que ha perdurado de manera casi sobrenatural, pero sobre todo la muestra más palpable del genio artístico de Roger Keith Barrett… Syd Barrett, el Sun Ra del Rock’n'Roll, un visitante de otros planos venido a este mundo para relatarnos musicalmente visiones más allá de nuestra comprensión. Porque gústele o no a algunos Syd era Pink Floyd. A lo largo de los años este album ha alineado a los fans de la banda en 2 extremos opuestos: para unos es una anomalía, para otros es su obra maestra (incluso los hay más radicales que aseguran que es el único album de Pink Floyd destacable). En mi humilde opinión pienso que hablamos de 2 agrupaciones bastante diferentes. Cuando Barrett los conoció a comienzos de los 60 eran otro de los tantos combos juveniles de R&B Británico pero bajo su guía se convirtieron en apóstoles del movimiento psicodélico Inglés. Grabado casi al mismo tiempo que Sgt. Pepper’s de The Beatles, The Piper At The Gates Of Dawn (título extraído de la novela The Wind In The Willows de Kenneth Grahame) no fue una obra de la coyuntura psicodélica, era LA psicodelia en su máxima expresión. La producción de Norman Smith (ex ingeniero de sonido de Los Beatles) es soberbia y el desempeño de PF como conjunto es realmente notable sin embargo el ascendiente de Syd es innegable: de los 11 temas que componen el disco 9 llevan su firma exclusiva, con letras llenas de imágenes fantásticas y estructuras musicales nada convencionales. Syd destaca no sólo como excelente autor, sino tambien demuestra ser un hábil arreglista y un atrevido guitarrista, un artesano de los nuevos sonidos sin el virtuosismo de Jimi Hendrix pero con la misma capacidad de exploración e inventiva. Temas basados en formas puramente revulsivas como la inicial ‘Astronomy Domine’ (cantada por Rick), la atmósfera a lo Lewis Carroll de ‘Flaming’, el Jazz desquiciado de ‘Pow R. Toc H.’ o la catarsis cósmica de ‘Interstellar Overdrive’ (la cima creativa de todo el album junto al lamento solitario de ‘Chapter 24′) , la bizarra imaginería de ‘Lucifer Sam’ (nombre del gato de Syd), ‘Matilda Mother’ y ‘The Gnome’, los recuerdos de la infancia en ‘Bike’… el único tema firmado por Roger Waters ‘Take Up Thy Stethoscope And Walk’ deja ya entrever el caracter maníaco-depresivo del personaje y es realmente bueno, con un impecable trabajo colectivo del cuarteto. Con la salida de Syd al año siguiente Pink Floyd se reinventarían a sí mismos y tanto Roger como Rick Wright harían florecer sus propias personalidades dentro de un contexto más "democrático”, al menos hasta que Waters desarrollara sus ambiciones totalitarias. Esta estupenda colección fué editada el pasado 2007 en coincidencia con el 40 aniversario del album en 2 versiones diferentes: una convencional de 2 CD’s con el disco en mono y en stereo, y una edición de lujo con un CD adicional de bonus tracks, estuche de libro con tapa dura, libreto de tamaño ampliado y una reproducción del cuaderno de notas de Syd Barrett. Este último CD es una perla para los coleccionistas, contiene versiones remasterizadas de los 2 primeros singles (‘Arnold Layne’ y ‘See Emily Play’) con sus respectivas b-sides (tanto Británica como Norteamericana) más versiones alternas de ‘Interstellar Overdrive’ (dos diferentes), ‘Apples & Oranges’ y ‘Matilda Mother’. Algunos fans se lamentan de la poca cantidad de material inédito; personalmente pienso que fué mejor así, manteniendo el foco de atención sobre el disco homenajeado y evitando competir inútilmente con la avalancha de bootlegs que existen sobre estas sesiones (la mayoría de ellos muy buenos). En resumen una obra imprescindible tanto para los fans de Pink Floyd, los admiradores de Syd Barrett y los entusiastas de la psicodelia Británica en los 60… y sí es una obra maestra!.



Categoría: 60's | Vistas: 881 | Agregado por: Aldoux | Fecha: 18-Ene-2011

A pesar que en 1970 Syd Barrett continuaría con su comportamiento errático y distante afrontó su carrera con algo más de entusiasmo. Aunque no fue promocionado adecuadamente The Madcap Laughs vendió de manera prometedora entrando en el top 40 Británico; el 24 de Febrero Syd se presentó en el programa radial de la BBC Top Gear acompañado por David Gilmour al bajo y Jerry Shirley (de Humble Pie) a la batería, y pocos días después volvió a los Abbey Road Studios para grabar nuevo material. Con producción y apoyo de Gilmour y Rick Wright, Syd daría forma a su segundo y último album titulado simplemente Barrett y lanzado en Noviembre del mismo año. Todas las canciones provienen de la época de The Madcap Laughs, no hubo nuevas composiciones lo que confirma como Syd poco a poco se iba desvinculando de su pasado. Mas si bien temáticamente el material es el mismo el disco suena con un dinamismo que no tenía su predecesor. Los arreglos están algo más esmerados, el sonido es por momentos muy limpio (‘Baby Lemonade’ y sobre todo ‘Gigolo Aunt’ hubiesen sido buenos singles para la radio) e inlcuso llegan a rozar cierta melancolía casi infantil (‘Love Song’, ‘Wined And Dined’). Sin embargo las condiciones anímicas lo llevaban a desplazarse hacia los extremos de su personalidad: temas como ‘Dominoes’, la inquietante ‘Rats’ o ‘Maisie’ nos muestran a un Syd perverso y fúnebre mientras que en ‘Wolfpack’ y ‘Effervescing Elephant’ dá rienda suelta a su naturaleza extravagente y freaky. El núcleo compacto que lo acompaña (Gilmour, Wright & Shirley) ayuda mucho a que Barrett resulte una obra más homogénea y en cierta manera mejor condensada, sin embargo Rick y David guardan recuerdos ambíguos sobre esas sesiones, y es que no debe haber sido nada agradable ver cómo su amigo, otrora líder y propulsor del concepto Pink Floyd, se extraviaba en su propio laberinto, y si hoy en día podemos escuchar y discutir este disco se debe en gran parte a ellos. A pesar de los buenos auspicios Barrett (el album) fue fríamente recibido. En Junio de 1970, un mes antes de culminar las grabaciones, Syd dió su único recital como solista (nuevamente con Gilmour y Shirley) que terminó abruptamente cuando dejó su guitarra en el suelo y se marchó del escenario. Tras el lanzamiento del album volvió a los estudios de la BBC para grabar una pequeña presentación promocional, y aunque en una larga entrevista para la revista Rolling Stone se mostró como un hombre con pleno control de sí mismo, sus días como músico estaban contados; el desastroso intento en 1972 de formar una banda llamada Stars (con Twink y Jack Monck), su última sesión de grabación en 1974 y la frustrada esperanza de otros artistas que lo contactaron para proponerle trabajar juntos (Eno, Jimmy Page y la banda Punk The Damned) fueron los coletazos de una de las más grandes telenovelas en la historia del Rock, y si bien existen versiones contradictorias sobre su final los relatos más confiables en voz de su hermana Rosemary describen a un Syd Barrett que sobrevivió a su propia leyenda a pesar de los problemas de salud que acabaron con su vida en Enero de 2006. Aún así estas obras que nos legó constituyen uno de los retratos musicales más apasionantes que jamás se hayan hecho. Al igual que el anterior este CD proviene de la caja Crazy Diamond. Contiene 7 bonus tracks.



Categoría: 60's | Vistas: 1380 | Agregado por: Aldoux | Fecha: 14-Ene-2011

No es fácil hablar sobre una obra como The Madcap Laughs. No quiero caer en los mismos clichés sobre Syd Barrett, su compleja personalidad ni la historia de su ascenso a la cima y posterior descenso a los infiernos de sus propia psiquis pues sobre eso han corrido océanos de tinta a lo largo de 40 años plasmados en relatos que tienen tanto de realidad como de fantasía. Humildemente los invito a repasar la reseña que hice para el recopilatorio Wouldn’t You Miss Me? donde traté de resumir la leyenda sobre Barrett en los términos más realistas posibles. Lo que sí me gustaría puntualizar es que a pesar de las circunstancias bajo las cuales Syd abandonó Pink Floyd, sus problemas psiquiátricos y las dificultades que rodearon su breve carrera solista, The Madcap Laughs no es la obra de un perturbado mental, es mas bien una muestra imperfecta de su inmenso talento y el retrato de un artista que no supo encontrar el equilibrio necesario para luchar contra sus propios demonios. Si existe una delgada línea que separa la genialidad de la locura sin duda que Syd caminó sobre ella, su psiquis tocó fondo en los 70 pero ello no lo convirtió en miembro honorífico de los manicomios Ingleses como muchos fans mitómanos gustan creer, y aunque no celebró el recobrar la estabilidad abriendo un nuevo compás musical (como Neil Young, Lou Reed o John Lennon) vivió sus últimos años en paz consigo mismo, de espaldas a su propio legado y sin terminar convertido en una marioneta del show business: perdimos al artista pero el hombre recobró su libertad. Sea como sea la gestación de The Madcap Laughs no fue fácil, Syd había perdido progresivamente interés por todos los aspectos del negocio musical: la promoción, las presentaciones y las sesiones de grabación formales. Peter Jenner renunció a manejar Pink Floyd para seguir la carrera de Syd y de no haber sido por el entusiasmo que éste le transmitía pienso que Barrett ni siquiera hubiese vuelto a pisar un estudio. Ambos se instalaron en los Abbey Road Studios y entre Mayo/Junio de 1968 grabaron las bases para las nuevas composiciones de Syd. El trabajo no se retomó hasta Abril de 1969 (después que Barrett cumplió un período de reclusión por casi un año) cuando grabó otro nuevo lote bajo la producción de Malcolm Jones; ante la informalidad y escasa colaboración por parte de Barrett, Jenner pide ayuda a sus amigos de Pink Floyd, David Gilmour y Roger Waters aceptan ayudar con la producción. Gilmour quien conocía muy bien a Syd sugiere dejarlo grabar las canciones sólo con su guitarra acústica para posteriormente trabajar las pistas de acompañamiento en sesiones aparte. El resultado fue un disco que sonaba crudo e inacabado pero absolutamente genial. Las letras abandonaban los relatos visionarios del primer album con Pink Floyd para devenir en una especie de poesía lisérgica e intimista realzada por el primitivo sonido, el compañamiento mínimo esencial y un Syd Barrett que no le importaba sonar abstráido, aburrido o desafinado; una especie de autista al que milagrosamente muchos entendían y se conectaban. ‘Terrapin’ (el tema que abre el disco) tiene un andar perezoso e hipnótico sobre unos deliciosos acordes de Blues; la Dylaniana ‘Dark Globe’ con su letra que hace referencia al largo año de encierro (de ahí la expresión Wouldn’t You Miss Me? que significa ¿No me extrañaron?) parece haber sido grabada por alguien recién salido del psiquiátrico pero tiene la facultad de inyectar una dosis de insano y desquiciado optimismo; ‘Octopus’ con su contraste de imágenes resulta maravillosamente desordenada; en la onírica ‘Golden Hair’ Syd le pone música a un poema del escritor Irlandés James Joyce y constituye el momento más sublime del album a pesar de su brevedad (en lo personal se trata de mi tema favorito junto a la inquietante ‘Long Gone’). Completan el cuadro las piezas "rockeras" fruto del ensamblaje de estudio al que hacía referencia anteriormente pero que aún así trabajan en buena simbiosis, especialmente ‘No Good Trying’ (con el acompañamiento de la banda Soft Machine), ‘No Man´s Land’ y ‘Late Night’. La presente edición remezclada (mas no remasterizada) es la misma incluida en la caja Crazy Diamond de 1993 pero lanzada individualmente en 1994. Como bonus se incluye 6 outtakes muestra de la informalidad con que Syd se tomaba las cosas entonces pero que aún así resultan interesantes y reveladoras. Quizá no sea una obra maestra pero sí un testimonio del talento de una de las grandes leyendas del Rock.



Categoría: 60's | Vistas: 1075 | Agregado por: Aldoux | Fecha: 11-Ene-2011


Tras su muerte acaecida en Julio de 2006, el culto a Syd Barrett se ha disparado hasta alturas insospechadas, suspendido entre la leyenda y la infamia (como acertadamente escribe Mark Paytress en el estupendo texto del libreto de este CD). Su meteórico ascenso a la fama, su derrumbe psíquico-emocional y posterior reclusión en su Cambridge natal lejos del "circo” del Rock no hicieron sino apuntalar más y más el mito y la aureola de genio incomprendido que siempre lo perseguió. Pero su historia es menos trágica y más clara de lo que la mitología Pop se ha encargado de prodigar. Nacido en uno de los más grandes focos culturales de Inglaterra (la citada ciudad de Cambridge), Syd fue un niño inteligente y lleno de imaginación criado en un hogar donde se le inculcó el amor por la música y la lectura, lo que le permitió desarrollar su vena artística en distintas direcciones (pintura, diseño, poesía, música); la guitarra y la composición fueron sólo 2 facetas más pero que a la larga prevalecieron sobre las demás. Ya de adolescente metido de lleno en la música, conoce una banda llamada The Abdabs (entre otros nombres utilizados) y se une a ellos; bajo la influencia de Syd pasan a llamarse Pink Floyd y mutan del primitivo Rhythm & Blues hacia la psicodelia más radical. Un primer disco considerado la obra cumbre de la Psicodelia Británica (The Piper At The Gates Of Dawn) y un futuro promisorio que repentinamente se trastoca: Syd sufría de un desorden psicopático no diagnosticado, potenciado por el consumo de LSD y agravado cuando el propio Syd, en su ignorancia, trató de controlar automedicándose altas dosis de Prozac (un potente anti-depresivo). Su comportamiento se volvió errático y en su caída arrastraba a su propia banda. En un intento por salvar a PF aceptó la entrada de un quinto miembro, su amigo de la infancia David Gilmour; el plan era que Syd trabajara solo en el estudio componiendo y grabando (al estilo de Brian Wilson en los Beach Boys) mientras la banda salía de gira con Gilmour, pero Syd había perdido paulatinamente interés en PF y su salida era inevitable. Sin embargo el ex manager de PF Peter Jenner creía en el talento de Syd y lo insta a proseguir como solista, se organizan sesiones de grabación que resultan un desastre por la actitud de Syd y su cada vez mayor rechazo a trabajar con el formato de banda. Jenner llama a David Gilmour para que se haga cargo de la producción y con la ayuda de otros amigos (Roger Waters, Rick Wright, Jerry Shirley, los miembros de Soft Machine) se completan en el transcurso de 2 años los 2 únicos discos solistas de Syd, The Madcap Laughs y Barrett en 1970. Ambos son colecciones de temas cantados por Barrett con su guitarra acústica, la mayoría de ellos con acompañamiento instrumental grabado en sesiones aparte. La música podría catalogarse como Acid-Folk (para ubicar a los no familiarizados), pero a pesar de la poca producción, la falta de disciplina, el escueto acompañamiento, las voces desafinadas, y el sentido de lo inconcluso, la obra de Syd tenía un innegable encanto y una calidad innata. Son canciones muy personales que reflejan en parte el estado de inestabilidad en que se encontraba su autor y su desencanto por las limitaciones de ser un astro Pop. Canciones que evocan imágenes de todo tipo: oníricas, inquietantes, pesadillescas, poéticas y hasta humorísticas. Canciones que las amas o las odias pero que a nadie dejan indiferente. Después de estos 2 discos Syd se iría alejando paulatinamente del "circo Pop” (como él lo llamaba), se retiró a su ciudad natal recluyéndose en la casa de su madre, aceptó por primera vez tratamiento psiquátrico y si bien jamás se recuperó del todo halló al menos un sentido de lo que quería ser: una persona normal, anónima, dedicada a la pintura, la restauración de obras de arte y la reparación de objetos dañados (desde muebles hasta bicicletas). Una decisión increíble pero respetable, que le permitió pasar el resto de su vida en paz consigo mismo y ahorrándose un final a lo Jimi Hendrix o Jim Morrison. A medida que el mito Barrett crecía y se hacía obvio que no habrían más nuevas grabaciones, se armó un disco con los remanentes de sus históricas sesiones (Opel en 1988) y otro con unas cortas sesiones que hizo para la BBC (editado como The Peel Sessions). Este recopilatorio  Wouldn’t You Miss Me? es el último eslabón de la cadena, con 21 temas que cubren acertadamente todos los trabajos anteriores más una pieza inédita: una demo llamada 'Bob Dylan Blues', una de las primeras composiciones de Syd (aunque no grabada hasta 1970) y que constituye un mordaz y humorístico retrato de uno de sus héroes de la adolescencia. Si aún no has descubierto el fantástico mundo de Syd Barrett, aquí tienes por donde empezar. Como Bonus incluyo una carpeta con algunas de las pinturas de Syd, tomadas de la página Neptune Pink Floyd de mi amigo Keith Jordan. También incluyo un bonito obituario hecho y publicado por la página Pink Floyd Club Hispano en ocasión de su muerte.



Categoría: 60's | Vistas: 1188 | Agregado por: Aldoux | Fecha: 09-Ene-2011

« 1 2 3 4 5 6 ... 10 11 »
close