Tras su muerte acaecida en Julio de 2006, el culto a Syd Barrett
se ha disparado hasta alturas insospechadas, suspendido entre la
leyenda y la infamia (como acertadamente escribe Mark Paytress en el
estupendo texto del libreto de este CD). Su meteórico ascenso a la fama,
su derrumbe psíquico-emocional y posterior reclusión en su Cambridge
natal lejos del "circo” del Rock no hicieron sino apuntalar más y más el
mito y la aureola de genio incomprendido que siempre lo perseguió. Pero
su historia es menos trágica y más clara de lo que la mitología Pop se
ha encargado de prodigar. Nacido en uno de los más grandes focos
culturales de Inglaterra (la citada ciudad de Cambridge), Syd fue un
niño inteligente y lleno de imaginación criado en un hogar donde se le
inculcó el amor por la música y la lectura, lo que le permitió
desarrollar su vena artística en distintas direcciones (pintura, diseño,
poesía, música); la guitarra y la composición fueron sólo 2 facetas más
pero que a la larga prevalecieron sobre las demás. Ya de adolescente
metido de lleno en la música, conoce una banda llamada The Abdabs (entre
otros nombres utilizados) y se une a ellos; bajo la influencia de Syd
pasan a llamarse Pink Floyd y mutan del primitivo Rhythm & Blues
hacia la psicodelia más radical. Un primer disco considerado la obra
cumbre de la Psicodelia Británica (The Piper At The Gates Of Dawn)
y un futuro promisorio que repentinamente se trastoca: Syd sufría de un
desorden psicopático no diagnosticado, potenciado por el consumo de LSD
y agravado cuando el propio Syd, en su ignorancia, trató de controlar
automedicándose altas dosis de Prozac (un potente anti-depresivo). Su
comportamiento se volvió errático y en su caída arrastraba a su propia
banda. En un intento por salvar a PF aceptó la entrada de un quinto
miembro, su amigo de la infancia David Gilmour; el plan era que Syd
trabajara solo en el estudio componiendo y grabando (al estilo de Brian
Wilson en los Beach Boys) mientras la banda salía de gira con Gilmour,
pero Syd había perdido paulatinamente interés en PF y su salida era
inevitable. Sin embargo el ex manager de PF Peter Jenner creía en el
talento de Syd y lo insta a proseguir como solista, se organizan
sesiones de grabación que resultan un desastre por la actitud de Syd y
su cada vez mayor rechazo a trabajar con el formato de banda. Jenner
llama a David Gilmour para que se haga cargo de la producción y con la
ayuda de otros amigos (Roger Waters, Rick Wright, Jerry Shirley, los
miembros de Soft Machine) se completan en el transcurso de 2 años los 2
únicos discos solistas de Syd, The Madcap Laughs y Barrett
en 1970. Ambos son colecciones de temas cantados por Barrett con su
guitarra acústica, la mayoría de ellos con acompañamiento instrumental
grabado en sesiones aparte. La música podría catalogarse como Acid-Folk
(para ubicar a los no familiarizados), pero a pesar de la poca
producción, la falta de disciplina, el escueto acompañamiento, las voces
desafinadas, y el sentido de lo inconcluso, la obra de Syd tenía un
innegable encanto y una calidad innata. Son canciones muy personales que
reflejan en parte el estado de inestabilidad en que se encontraba su
autor y su desencanto por las limitaciones de ser un astro Pop.
Canciones que evocan imágenes de todo tipo: oníricas, inquietantes,
pesadillescas, poéticas y hasta humorísticas. Canciones que las amas o
las odias pero que a nadie dejan indiferente. Después de estos 2 discos
Syd se iría alejando paulatinamente del "circo Pop” (como él lo
llamaba), se retiró a su ciudad natal recluyéndose en la casa de su
madre, aceptó por primera vez tratamiento psiquátrico y si bien jamás se
recuperó del todo halló al menos un sentido de lo que quería ser: una
persona normal, anónima, dedicada a la pintura, la restauración de obras
de arte y la reparación de objetos dañados (desde muebles hasta
bicicletas). Una decisión increíble pero respetable, que le permitió
pasar el resto de su vida en paz consigo mismo y ahorrándose un final a
lo Jimi Hendrix o Jim Morrison. A medida que el mito Barrett crecía y se
hacía obvio que no habrían más nuevas grabaciones, se armó un disco con
los remanentes de sus históricas sesiones (Opel en 1988) y otro con unas cortas sesiones que hizo para la BBC (editado como The Peel Sessions). Este recopilatorio Wouldn’t You Miss Me?
es el último eslabón de la cadena, con 21 temas que cubren
acertadamente todos los trabajos anteriores más una pieza inédita: una
demo llamada 'Bob Dylan Blues', una de las primeras composiciones de Syd
(aunque no grabada hasta 1970) y que constituye un mordaz y humorístico
retrato de uno de sus héroes de la adolescencia. Si aún no has
descubierto el fantástico mundo de Syd Barrett, aquí tienes por donde
empezar. Como Bonus incluyo una carpeta con algunas de las pinturas de Syd, tomadas de la página Neptune Pink Floyd de mi amigo Keith Jordan. También incluyo un bonito obituario hecho y publicado por la página Pink Floyd Club Hispano en ocasión de su muerte.
Categoría:
60's
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Vistas:
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Agregado por:
Aldoux
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Fecha:
09-Ene-2011
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