Electric Ladyland fue el disco crucial de la Jimi Hendrix Experience por ser el broche de oro de la magnífica trilogía de albumes que cambiaron la faz del Rock pero también por marcar el fin de una de las formaciones más influyentes de su tiempo. Para empezar este es el primer disco producido por Jimi; Chas Chandler había hecho un brillante trabajo con los 2 primeros pero habiendo sido miembro de The Animals (cuya carrera en su primera etapa estuvo orientada a los singles) tenía una visión convencional de la producción y Hendrix necesitaba expresarse dentro de un contexto más amplio. Por otra parte la banda estaba física y psicológicamente agotada por las largas giras (en EUA llegaron a pisar 47 ciudades en 54 días) y siguiendo el ejemplo de Los Beatles, Hendrix deseaba concentrarse más en los estudios de grabación; además él buscaba deshacerse deL papel de showman y ansiaba ser apreciado por su arte y no por su imagen. Las sesiones comenzaron en los Olympic Studios de Londres en Enero de 1968 y ya entonces era obvio que la química entre Jimi y Chas se había esfumado. El dinero no era obstáculo pues la Experience era ya una banda exitosa con ganancias de millones de Dólares y Hendrix estaba dispuesto a pasar en el estudio el mayor tiempo posible grabando todas las tomas que considerara necesarias sin escatimar en gastos, además su constante creatividad lo conducía a improvisar libremente lo que chocaba con los rígidos esquemas de Chas. Quizá con la intención de asumir el control de la grabación el trabajo se trasladó en la primavera de 1968 a Nueva York en los recién abiertos Record Plant Studios. Estando a pocas cuadras de los más célebres clubes de la ciudad Jimi invitaba a Record Plant a sus amigos músicos y las sesiones transcurrían con el estudio repleto de gente, lo que exasperaba a Chas quien al final sintiéndose un estorbo renunció a la producción y vendió su participación a su socio Michael Jefferey. El bajista Noel Redding coincidía con Chandler en cuanto a grabar interminables tomas; las discrepancias con Hendrix eran cada vez mayores y la gota que derramó el vaso fueron unas declaraciones de Jimi donde habló de expander la banda con la incorporación de su amigo Billy Cox entre otros. Enfurecido Noel faltaba a las sesiones y el propio Jimi tocó la mayoría de las partes de bajo (concretamente en 9 de los 16 temas finales). Bajo estas premisas resultaba obvio que no habría otro disco de la Experience, aunque al año siguiente se reunieron para tratar de hacer un cuarto disco. Por tanto Electric Ladyland quedó para la posteridad como el cierre de una etapa y un punto de inflexión importante en la carrera de Jimi Hendrix. Los siete temas con Noel Redding al bajo (casualmente los únicos grabados con alguna dirección de Chas Chandler) aportan nuevos clásicos al ya amplio catálogo de joyas Hendrixianas: en la vibrante 'Crosstown Traffic' (con Dave Mason de Traffic en el coro) Jimi canta en su ya habitual estilo una letra llena de alegorías para comparar a la mujer con un atasco de tráfico ("Es tan difícil pasar a través de tí") mientras replica la parte de guitarra con un kazoo (una especie de armónica casera hecha con un peine envuelto en papel). 'Little Miss Strange' fue el segundo y último aporte de Noel Redding en un album de la Experience, otra muestra de Power-Pop sin pretensiones pero agradable de escuchar; curiosamente son Noel y Mitch Mitchell quienes la cantan a dúo. La versión de 'Come On (Let The Good Times Roll)' del Bluesman Earl King y la pieza original 'Gypsy Eyes' son dos de los momentos más compactos del album; en la primera se aceleró notablemente el tempo para darle un tono menos Blues y más Rockero mientras que la segunda fue la pieza más dura de grabar (casi 50 tomas para que Jimi se declarara satisfecho) y contiene algunas de las partes de guitarra más complejas tocadas por Hendrix que contrastan con su ritmo accesible. 'Burning Of The Midnight Lamp' data de las sesiones para Axis y posee una maravillosa aureola mística muy emotiva reforzada por el clavicordio y los etéreos coros del grupo vocal The Sweet Inspirations. 'House Burning Down' representa una de esas raras ocasiones en la obra de Hendrix donde la historia se sobrepone a la música, una historia donde se funden imaginería psicodélica con cierto comentario social (las "casas que se derrumbaban en llamas" eran las de los campesinos negros hostigados por el ku-klux-klan). 'Voodoo Child (Slight Return)' cierra el album con su intenso trance sonoro y se convertiría en uno de los momentos culminantes en los recitales de Jimi donde la orgía guitarrística y percusiva llegaba a alcanzar los 17 minutos de duración. Pero los méritos de Electric Ladyland no terminan aquí y es en varias de las restantes piezas donde destaca el Jimi Hendrix buscador de nuevos horizontes, como en la inicial 'And The Gods Made Love', pieza hecha a base de fragmentos de cintas reproducidas a diferentes velocidades y que se adelantó en varios años al concepto electrónico de Tangerine Dream y demás. Este tema se enlaza inmediatamente con 'Have You Ever Been (To Electric Ladyland)', una soprendente pieza con Hendrix haciendo todas las voces y que suena como un cuarteto vocal de Soul tras ingerir LSD. 'Voodoo Chile' es para muchos la punta de diamante del disco, un soberbio blues eléctrico donde Jimi traspasa los límites prestablecidos para ofrecer uno de sus más impresionantes trabajos de guitarra y muestra además su talento para escribir letras llenas de ácida fantasía ("La noche que nací, Señor/ juro que la luna se tiñó de rojo vivo/ mi pobre madre gritó '¡Dios, la gitana tenía razón!'/ y la ví caer al suelo muerta/ los leones de la montaña me encontraron allá a la espera/ me pusieron sobre las alas de un águila que me llevó más allá del infinito/ y tras haberme llevado de vuelta/ me dió el anillo de la hechicera de Venus"). la absorbente ejecución de Mitch Mitchell es sencillamente espectacular, Jack Cassidy de Jefferson Airplane toca un estupendo bajo con espectral precisión mientras Stevie Winwood (entonces en Traffic) borda una increíble parte de órgano que dialoga en perfecta simbiosis con la guitarra de Jimi. En 'Long Hot Summer Night' (con Al Kooper al piano) Jimi retoma sus raíces de Rhythm & Blues mientras que en la magnífica 'Rainy Day, Dream Away' y su secuela 'Still Raining, Still Dreaming, grabadas con músicos diferentes (Buddy Miles, el percusionista Larry Faucette, el saxofonista Freddie Smith y el organista Mike Finnigan), Jimi explora nuevamente el terreno del Jazz pero desde una óptica menos purista y más cercana a lo que se conocerá años despúes como "Fusion". En 'All Along The Watchtower' Jimi logra de manera magistral "apropiarse" de un tema de su ídolo Dylan para ofrecer la que seguramente es la versión definitiva de este tema acompañado por su amigo Brian Jones (de Los Stones) a la percusión y Dave Mason a la guitarra acústica de 12 cuerdas. Pero Jimi no quiere dejar de sorprendernos y lo demuestra en la mejor pieza de este trabajo, la magistral '1983...A Merman I Should Turn To Be'; aquí se funden el Free-Jazz, la experimentación electrónica y el vanguardismo para ilustrar la historia sobre un mundo del futuro al borde de la destrucción en la cual el protagonista y su mujer tienen una visión donde se imaginan viviendo en el fondo del mar para huir del inminente holocausto; Chris Wood de Traffic toca aquí la flauta ayudando a crear con ella un delicioso ambiente submarino. Mención especial merecen los imprescindibles aportes de Mitch Mitchell, quien con sus grandes dotes para la improvisación y perfecto sentido del tempo se erige como pieza vital en el logro de esta pieza de ribetes épico-fatalistas. En resumen, un album que representa la validación de Jimi Hendrix no sólo como guitarrista sino como artista en general y que trasciende los límites del Rock para erigirse en indiscutible obra maestra de la música contemporánea. Uno de esos discos obligados para llevarse a la concurridísima isla desierta en caso de naufragio.