Entre las bandas amparadas bajo el mal llamado "sonido Alternativo" y que a partir de los años 90 escribieron nuevas páginas brillantes en la historia del Rock no podemos dejar pasar el nombre de Counting Crows. Procedentes de Berkeley (uno de los grandes bastiones intelectuales y culturales de EUA) pero asentados en San Francisco Counting Crows pertenece a la élite de bandas noventeras que se deslindaron de los clichés del Grunge para emerger con un estilo propio que reivindicaba el sonido clásico del Rock de los 60 y 70 pero sin anacronismos y con la suficiente calidad para trascender en el tiempo. CC se iniciaron en 1991 como dúo acústico integrado por el cantante/compositor Adam Duritz y el guitarrista David Bryson, dando recitales por Berkeley y San Francisco con el acompañamiento ocasional del multinstrumentista David Immerglück; tras probar otros músicos logran estabilizarse en 1993 con Duritz, Bryson, Matt Malley (bajo), Steve Bowman (batería) y Charlie Gillingham (teclados, acordeón) estableciéndose definitivamente en Frisco (Immerglück rechazó integrarse como miembro oficial aunque aparecería en las grabaciones) y fichando con Geffen Records quienes quedaron gratamente impresionados tras escuchar un demo con 13 canciones del quinteto. Siendo aún unos desconocidos saltaron al ruedo mediático cuando ese mismo año de 1993 fueron elegidos para tocar en la ceremonia de inducción de Van Morrison al Rock & Roll Hall Of Fame, tras el lanzamiento en Septiembre de su primer album August And Everything After la banda se embarca en varios tours como teloneros pero el suceso del tema 'Mr. Jones' (N° 2 a nivel nacional gracias al respectivo video clip en la rotación de MTV) empujó el disco al N° 4 con 7 millones de copias vendidas convirtiendo a Counting Crows en una de las revelaciones del momento. El precio del éxito sería alto para Adam Duritz cuyo temperamento frágil lo llevó a sufrir más de un colapso nervioso pero la banda supo administrarse con sabiduría grabando de manera espaciada y alternando los tours con largos períodos de descanso, esta política les ha permitido llegar al 2011 con su potencial intacto dejando tras de sí una corta pero excelente discografía. August And Everything After es una obra impecable que, como todos los grandes discos en la historia, ha superado muy bien el paso del tiempo. La personalidad de Counting Crows descansa en la figura de Adam Duritz quien lleva la marca de los grandes cantautores Norteamericanos. Sus largas letras con ecos de Bob Dylan, Paul Simon, Van Morrison y Bruce Springsteen conforman un fascinante catálogo de historias y personajes de donde surgen perdedores, marginados o simplemente seres que no encajan en la sociedad, con temas que giran alrededor de la soledad, la incomunicación y la débil esperanza por un futuro incierto. La música del quinteto es el soporte perfecto a las historias que Duritz canta con su histriónica y expresiva voz, sin solismos pero con brillantes desarrollos que se adaptan mágicamente al tono sombrío de las composiciones. Para quienes no los conozcan Counting Crows pueden sonar como una versión noventera de The Band con elementos de REM: Rock solenmne, rico en detalles pero lleno de vida; David Bryson teje emotivas y multicolores figuras con su guitarra que ocasionalmente se elevan en densos y sólidos punteos muy bien controlados, la pulsación rítmica de Matt Maley & Steve Browman son el punto de equilibrio que impide que los temas se desboquen o se hundan en los fosos de la depresión, el órgano Charlie Gillingham es de una sencillez y una solemnidad casi seculares que refuerza el tono melancólico de las ejecuciones mientras que el miembro no oficial David Immerglück pone el toque "Americano" con su gama de instrumentos tradicionales (mandolinas, pedal steel, dobro). El disco cuenta además con la brillante producción de T-Bone Burnett, cantautor Norteamericano con una larga carrera de culto desde 1972. Citar temas en un album tan parejo resulta dificil: el peso específico está en las piezas más oscuras ('Perfect Blue Buildings', 'Sullivan Street', 'Ghost Train', 'Raining In Baltimore') con otras más vitales que hacen un contraste muy efectivo ('Omaha', 'Anna Begins', 'Rain King'); en lo personal me fascinan las piezas que arrancan lentamente y van ganando altura en la medida que se desarrolla la historia ('Round Here' que abre el disco, la maravillosa 'Time And Time Again' y el tema de cierre 'A Murder Of One') sin olvidar por supuesto la contagiosa alegría de 'Mr. Jones', un clásico del Rock donde lo pongan. ¿Piensas que exagero poniéndolos por el cielo al nivel de los grandes?, pues escúchalos y verás. Como escribió una vez el editor de Allmusic Stephen Thomas Erlewine: "una de las pocas bandas alternativas capaces de gustar a los que piensan que el Rock & Roll murió en 1972".